Secos

Rebelión - Desobediencia - Esperanza - Transformación

El desierto es un lugar árido, seco, sin mucha vegetación, una fauna reducida y el agua es un bien escaso, que se valora mucho. Esto debido a las altas temperaturas y a las escasas precipitaciones.

 

Estas características climatológicas, sumadas a la aridez de su suelo, el cual se encuentra cubierto principalmente por arena desértica, dan lugar a paisajes desnudos y solitarios, en los que apenas habitan especies.  Los reptiles, por ejemplo, son algunos de los animales más fáciles de encontrar, ya que son animales de sangre fría.

 

Las pocas especies que podemos encontrar muestran grandes rasgos de adaptación a fin de poder sobrevivir en uno de los biomas más hostiles de la Tierra.

 

Me llamó la atención que existen una clasificación del desierto distribuido en zonas:

Zonas esteparias o semiáridas: la media de precipitaciones de 250 a 500 mm anuales.

Zonas áridas: sus precipitaciones anuales son entre 25 y 250 mm

Zonas hiperáridas: son tan secas o áridas que pueden pasar años sin que llueva.

 

La sequedad, principal característica, contiene dos acepciones, una referente a un estado físico del suelo y otro a lo humano:

1.       Falta de líquido o de humedad.

Ejemplo: "esta crema hidratante actúa contra la sequedad de la piel" 

2.       Falta de amabilidad o cariño en el comportamiento, especialmente al hablar.

Ejemplo: "me respondió con sequedad"

 

Sin dudas, un lugar poco deseable para habitar.  Sin embargo, así como Israel habitó por 40 años estos parajes (debido a su falta de fidelidad Dios), muchas veces los cristianos pasaron, pasan o están pasando por este lugar, espiritualmente hablando.

Cuando Dios expresa, en Apocalipsis 2:4: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”, resuena en mi mente “una fuente de agua que se ha secado “, y esto preocupa y mucho.

 

¿Qué motivos hacen que nos sequemos espiritualmente?

Enumero algunos motivos:

Desobediencia: El pecado original, muchas veces, sigue atormentando al hombre, y los hijos de Dios no están exentos de caer en esta tentación. Pablo en su carta a los Efesios nos dice: “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (5:6).   Es importante mantenerse cerca de Cristo para no caer en desobediencia.

 

Rebelión: Éxodo 23:21 nos dice, “Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”  La rebelión contra Dios es severamente castigada, por ello como cristianos debemos evitarla.  ¿Cuándo se manifiesta esta actitud en la iglesia? Cuando desconocemos la autoridad de Dios en ella, a través de sus pastores.  Finalmente, podemos orar como el salmista para asegurar la protección de Dios, al decir: “Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.” (Salmos 19:13).

 

Sin duda, el volvernos contra Dios nos seca espiritualmente y nos transforma en su desierto espiritual, es decir, sin vida, sin alegría, siempre experimentando un paisaje triste.  Eso conlleva una vida seca, tristeza, enojo, doble ánimo.  Un día estamos fervientes, otros no somos nada y a veces nos molesta lo que nos dicen en la congregación.

 

La Biblia nos habla que, Dios es capaz de transformar el desierto en manaderos de agua.  Isaías capítulo 35 nos habla claramente de esta situación y los contrastes de una vida que se a secado al estar alejada de Dios y otra cambiada por el poder transformador del Espíritu de Dios.

“1Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.

2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.

3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.

4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.

5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.

6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.”

 

Esta lectura siempre me ha impactado.  Sin duda en Dios pasamos de estar secos a ser manantial de bendición y no solo para nosotros mismos si no para quienes nos rodeen.  Dios es fiel, y quiere bendecirnos.  No permitamos ser secados a causa de la desobediencia y la rebelión.


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